viernes, 15 de mayo de 2009

DAN Y EL VACIO (Primera parte)

El dolor de la amargura sujeta al golpe de gigantes con sueño
Que palpitaciones que aparecen de manera repentina, refulgentes, quiebran al vacío en latigazos gigantescos. Un tuoc! en eco el primero de los muchos otros que aparecen, son entes que caen y otro más tuoc! tuoc! en mi cerebro y mi mente no hace sino tan solo absorberlos y aquellos nada, danzan en espirales concéntricos. Uno, el primero se desliza y trae con él otros más que se desplazan alrededor del tuoc! primordial y otro más tuoc! que fastidio. Aquellos no carecen de movimiento, van y huyen tal cual el polvillo vespertino encima de las cómodas que ahí en medio de la sala están. Que en tiempo anterior una tiendita me han dicho que fue, ahora tan solo el polvo despavorido que se encuentra en todo; en las paredes que de su color blanco hueso ya parece pues un marrón esponjoso, las fisuras agrietándose y el polvillo del suelo que se despeja y alza vuelo por el medio de la única luz que se pretende al fondo, en la cocina interior, la luz amarilla lo refracta y aquel que se arremolina entre las miles de partículas que se aprecian, pero es insoportable aquel tuoc! la luz amarilla y el eco, el yo, el hilo de partículas en mi nariz. Ni siquiera puedo ver que estoy en medio de aquellas paredes, este colchón y todo que me pesa, que me devasta. Las partículas que se desplazan, mi cerebro como una tubería en mal estado y aquellos tuoc! no hacen sino afirmar que mi cerebro se escurre y mi mente no ha dado caso a aquello, a la materia de la que de ella es parte no la a podido detectar, el fallo se y el tuoc! de mi mente, de la tubería con fuga, de la materia gris que se escurre, mi vida y no la detengo, que no la puedo detener. Luego recorro la mirada y el tumbado que se cae, la alacena que no aparece ni en plano detalle está, el inodoro incompleto despedazado por temporales vastos da el contraluz para que la melaza del sonido regrese, pero que regresa como en humo, que regresa como en formas esféricas que se abren y juegan en el vacío retorciéndose con él y un mayor que se entrega en contrapunto para decirnos que el tuac! que no me espante, que la ducha tiene fuga, tuoc! tuoc! de mi cerebro que no se evapore que tan solo es la ducha, la maldita ducha otra vez. Me levanto y veo, ¿donde estoy?, tan solo los guantes amarillos y ya sé que en casa, por los únicos que me puedo dar a razón que estoy en casa es por el látex amarillo que lo enfundo y los 5 miembros enguantan y toda la porquería a mi alrededor. Recuerdo cuando la encontré en medio del sillón de mimbre y las fotografías regadas de Humberto allí ya hace mucho tiempo, los encontré en medio del desorden como quien encontrare una pistola en tiempo de suicidios, así yo encontré mis guantes amarillos que me protegen de toda aquella grasa cuando alzo la lanfor, cuando tengo que ir a ver que quieren afuera, que dicen allí donde todo vibra, donde las explosiones se dan sin tregua, donde los lazos son más sedientos que mis guantes amarillos, cuando me los pongo y tengo que tirar y tirar hasta que ya todo claridad u obscuridad depende, depende no se de que, tal vez, no quiero suponer pero algo debe ser acto, eso sin duda y allí ponme, ponme mis guantes y yo que les hago caso. Pero ahora ellos están descansando el uno por el medio de los papeles de diario que la portera del edificio de enfrente siempre pone en mi puerta, si decimos puerta a aquella cortina de metal que se da más bien como unas rejas más poderosas, más ocultas, que me gusta. Y no se porque la portera todas las mañanas o que se yo pone el periódico en mi puerta y me dice buenos días señor, ya leyó las últimas noticias , y yo pienso que últimas noticias ni que ocho cuartos, de que quiere que hable si todo aquel papel no me sirve para otra cosa que para tapar los huecos que se me hacen en la sala, en la parte de la cocina que ya están muy profundas y los pongo, papel y más papel tal vez me canse, empiece a oler como rata , empiece a vivir como ellas entre papel, huecos y fontaneros. Y al otro lo veo más sonriente y feliz, apegado al retrato de aquel niño con alas blancas en el cielo y su aureola que destella en todo aquel azul, aquel amarillo mugroso y la pared más marrón que nunca. Después languidez y del artefacto eléctrico empieza a brotar aquello que me apasiona y toda gira, y ahí veo, en verdad veo, todo gira y se eleva como el humo del cual soy parte. La pipa que se desvanece para esperar con furor otro trago más y más del espeso humo, cuando todo, y es la música que se abre paso entre todas las marañas que en mi cerebro ya saben que el tuoc! insiste y toda aquella aterciopelada casiopea me entretiene con sus cadencias magistrales mientras a mi alrededor todo desecho, la luz del fondo, aquel amarillo oblicuo cae entre la delimitación del baño y yo bailo, la obscuridad en mí, el humo y yo nada más que yo en medio del vacío y en mi ahora un tuaractatactactacratatac! es la música, si, es la música maravilla, que me lleva, danzo y veo, al fin, quiero ver.

BUCLE

  I ¿Esta mar… las partículas que se desvanecen una y otra vez, en el mismo episodio creo que lo dejé..., pero ya ves, cambia y cambia de es...